Traición en cestus by Steven Barnes

Traición en cestus by Steven Barnes

autor:Steven Barnes [Barnes, Steven]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: - Divers
publicado: 2004-01-12T23:00:00+00:00


37

Los salones de palacio eran una escandalera cuando llegó Obi-Wan. Le llevaron a presencia de G'Mai Duris y vio a la x'ting real encorvada en su asiento, escuchando con aire de preocupación a una pequeña zeetsa.

—...regente Duris —la criatura azul terminó de hablar. Sus regordetes brazos señalaban el mapa que flotaba en el aire. Sus ojos seguían el mapa con inquietud.

—Disculpe, Shar Shar —dijo Obi-Wan con toda la amabilidad de la que fue capaz—. Si hay algún problema en las vías de transporte que requieran posponer las negociaciones del día, quizá deba volver en otro...

Duris alzó la mirada, y su expresión de sorpresa se convirtió en lágrimas de gratitud que anegaron sus ojos.

— ¡Maestro Jedi! —dijo ella. Obi Wan. Me temo que tenemos un problema urgente. Menos mal que está usted aquí.

— ¿De veras? —preguntó él—. ¿En qué puedo serle útil?

—Las Cinco Familias deberían haber llegado hace una hora. Su coche privado ha desaparecido.

— ¿Desaparecido? —Obi-Wan consiguió ocultar su satisfacción—. ¿Cómo es eso posible?

—Todo el interior del planeta está agujereado con túneles, y muchos de ellos no constan en los mapas. Sólo podemos suponer que alguien, por algún motivo, ha desviado al vehículo de su ruta encaminándolo hacia una de esas vías secundarias.

— ¿No han recibido ningún mensaje?

—Ninguno —dijo ella.

Obi-Wan observó el mapa con expresión severa.

— ¿Me equivoco al pensar que los demás vehículos que viajan por el mapa tienen sensores para evitar la colisión?

—Mi ingeniero responderá a tu pregunta —dijo Duris.

El ingeniero era un humano, pequeño y marchito, cuyo estrés estaba a punto de arrebatarle los pocos cabellos que le quedaban.

—Sí, los sensores son excelentes.

—Dígame —preguntó Obi-Wan a Duris—. ¿Qué se sabe de la situación por el momento?

—Un grupo de ejecutivos de las Cinco Familias ha sido secuestrado.

— ¿Podría ser obra de Viento del Desierto?

—No lo sabemos —respondió ella—. Apenas hemos oído hablar de ellos en el último año, y ya no se los consideraba una amenaza. Francamente, éste tampoco es su estilo.

Obi-Wan cerró los ojos, contó hasta cinco y luego los volvió a abrir, manteniendo su expresión más seria.

— ¿Se puede holomapear el sistema entero?

El ingeniero asintió.

—Sí, claro, pero, ¿para qué?

—Para hacer algo así, para hacer desaparecer el vehículo, han tenido que sacarlo de la rejilla de transporte. Los Magcars individuales deberían reaccionar a la ausencia de un objeto en movimiento, bajando y subiendo la velocidad en compensación. El grado de alteración aumentará cuanto más nos acerquemos al punto de partida.

—Pero es obvio que han alterado nuestros ordenadores. No han dejado huella...

—No han dejado datos directos. ¿Pero puede el coche fantasma influir en los sensores de proximidad de otros vehículos?

—Bueno... —el ingeniero se quedó boquiabierto de repente, al entender lo que quería decir Obi-Wan—, No. El sistema de seguridad está fuera de la rejilla principal, es un sistema secundario que impide que el más mínimo error en el mando central provoque una catástrofe en todo el sistema.

—Bien —dijo Obi-Wan mientras todo el sistema cobraba vida en una red flotante de hilos plateados—. Ahora quiero que filtre los datos



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